Maktub
“Ciertas cosas en la vida fueron hechas para ser experimentadas, nunca explicadas.”
Hemos vuelto
Un día cualquiera.
Disfrutando del hoy por el que mañana lloraremos, probablemente, otros diez minutos.
Simulacro real
Ciertas cosas en la vida fueron hechas para ser experimentadas, nunca explicadas.
Con cosmos.
Los Límites de la Realidad.
Ahora nos encontramos ante un final distinto. Y quizás, más real que todos los anteriores. Y por ello, tristemente duro, y su vez, enormemente tierno. Como ocurre con todas las despedidas teñidas de finales que no son más que comienzos de nuevos proyectos. Acompañada del vértigo que supone la aventura de recorrer sendas que parecían inexplorables. El futuro nos espera, y aunque nos espera siempre, en momentos como este parece más palpable.
En una situación así no puedo dejar de escribirte aunque no sea capaz de encontrar las palabras que me expliquen de verdad. Pero tengo la seguridad de que después de haberme leído tanto sabrás a qué me refiero con lo que digo, y también sabrás a que me refiero con todo aquello que no escribo. Mis palabras siguen siendo igual de caóticas que siempre, y sigo sin saber poner en el lugar adecuado los puntos.
Quiero agradecerte nuestra relación. Los cambios, acelerones y frenazos,colores tan fuertes y formas tan variadas. La riqueza de experiencias que supone tu presencia.
Me parece imposible abarcar en un mismo pensamiento tantos momentos pasados, tantas historias, tantos sentimientos e ideas entrelazadas. Me quedo con la alegría de saber que este último año ha sido el que más hemos sido capaces de disfrutar.
Las personas que conozco que hayan compartido conmigo tu presencia afirman, igual que yo, que cambias la vida de aquellos que te rodean, haciéndoles sentirse bien consigo mismos por el hecho de estar contigo. Agradezco la seguridad de tu presencia y tu capacidad de ver el fondo aunque, a veces, no compartamos las formas.
La vida es muy larga y estoy convencida de que volveremos a coincidir más de una vez viviendo vidas más o menos paralelas o más o menos entrelazadas. Y si no es así, tengo la seguridad de que no te voy a olvidar.
"La palabra imposible no está en mi vocabulario." (Napoleón Bonaparte)
Tregua infinita.
Podría escribir un buen rato sobre los detalles clave en la evolución de nuestra relación a lo largo de todo este tiempo.
Y sin embargo, no serviría de nada.
A ti no te interesa. Y a mi puede llegar a aburrirme.
Hemos llegado al límite, el indeseado muro que nos gustaría que no existiese pero que es casi más real que nuestra propia vida.
Ahí está. Firme, impenetrable y enormemente grande. Al menos así se ve cuando lo miras muy de cerca.
Quizás en la distancia no sea más que un inapreciable y trivial punto en un infinito y bello horizonte.
Hemos combatido como enemigos en la misma guerra, y sin embargo los dos somos perdedores. Jamás te he cedido el territorio que querías conquistar y tú no me has dejado llegar a mi objetivo. Ninguno de los dos ha conseguido lo que quería. Y ambos hemos dejado ya de luchar.
¿Estamos en paz o es una tregua infinita?
Los dos estamos en tierra firme, aunque la barca de nuestra relación navega a la deriva. Nunca quisimos tomar el mismo rumbo.
A lo lejos vemos humear la última hoguera que hace horas se apagó. Sólo queda humo. Y después del humo, nada.
Ojalá que este estado de aparente paz nos dejé construir una amistad con más firmeza y altura que la del muro que nos diferencia.
El Genio de mi Inspiración.
Hoy me ha pasado. Releyendo unos mails nuestros en los que escribíamos sobre los recuerdos. He tenido el enorme impulso de redactar nuestra historia, nuestras conversaciones, nuestras tormentas, nuestra cercanía; siempre medida y siempre distante. Celosa de intimidad y abierta a cualquier confensión.
Si algun día escribiese un libro serías protagonista indiscutible de mi novela.
No voy a declararme. No te asustes si piensas que esta confesión va a terminar así. No estoy enamorada de ti, aunque quizás nunca deje de estarlo sin darme cuenta. Al menos, sin disfrutar ni sufrir por ello.
Es tu mente. Tu maldita mente. Tu brillante mente la que siempre me ha fascinado. No es nada más y es todo eso.
Iré más allá.
Son tus palabras. Tu manera de escribir, el razonamiento y la continuidad de tus frases y de tus párrafos lo que crea en mi mente unas conexiones neuronales asociadas directamente con la inspiración y la excitación.
Tus palabras recorren en mi mente trayectorias desconocidas y enormemente interesantes. Han abierto caminos inhabitados hasta entonces y que sólo son capaces de recorrer e iluminar tus palabras, tus escritos, tus reflexiones. Permitiéndome descubrir un universo dentro de mi que desconozco en tu ausencia.
He leido y leo mucho, y sin embargo no he encontrado ninguna lectura que me inspire tanto como tus palabras. Cualquier frase que tú escribas me traslada a rincones de mi mente a los que sólo se puede llegar cuando se tiene como guía a la inspiración.
¿Y sin embargo, podrían tus palabras inspirarme si las leo sin saber que eres tú el autor? ¿Son sólo las palabras o la llave que abre la puerta de la inspiración y la luz que las iluminas es el hecho de saber que todo aquello procede de tu mente? ¿Cuál es el detonante y cuál es la consecuencia?
Amor a tercera vista.
Me pidió que contase su historia. Con la excusa de que yo tenía una facilidad mayor para redactar con sencillas palabras los sentimientos más complejos, me involucró de lleno en una compleja, fluida y bonita historia de amor que empezó un diez de septiembre. O quizás ya había empezado mucho antes.
Me dejó muy claro que ninguno de los involucrados daría jamás a conocer ninguno de los detalles que les llevaron a buscarse entre los bares de aquella ciudad costera, que les llevaron a recorrer todos los rincones de aquellas calles y a no querer volver temprano a casa.
Lo más bonito de una historia con final feliz, es el principio. Aquella historia no tenía un final feliz, pero si un principio merecedor de tal desenlace.
Los amores a primera vista son rápidos y se olvidan facilmente, los amores a tercera vista son más lentos y más difíciles de olvidar.
Aquello fue un amor a tercera vista. No le quiso el primer día, pero no fue capaz de olvidarle el último. Poco a poco él fue formando parte de su vida hasta que un día ella se dio cuenta de que pensaba en él mucho más tiempo que en el resto de personas que le rodeaban.
Algun día contaré su historia, cuando descubra nuevas palabras que me ayuden a explicar lo que con los vocablos existentes no soy capaz de redactar.
Mientras tanto ellos recorreran las calles de esta Tierra sabiendo que el Límite es el Cielo.
Experiencia inexplicable II: Pequeños cambios vitales.
Había algo de ingenuidad en aquella mirada, un poco de miedo, mucho de cariño y todo de verdad.
Todo ello combinado en las proporciones exactas daba lugar a aquel brillo tan especial que sólo era visible en su mirada.
Difícilmente explicable.
Nunca volví a ver una mirada como aquella. O quizás es que, desde entonces, no he vuelto a mirar de la misma manera.