De cada una de tus palabras haré un texto.
Iré despedazando las letras, exprimiéndolas para que queden reducidas a polvo, desechas. Para obtener de cada una de ellas su esencia, su interior más puro. Su verdadera naturaleza.
Y así conseguiré encontrar el hilo conductor que me llevará directamente al centro del ovillo.
Y así conseguir deshacer toda esa maraña de pensamientos, sentimientos e ideas que decidiste mezclar en ese párrafo final.
Y después te lo mostraré. Y no sabrás muy bien por qué pero te gustará. Y será porque tu subconsciente lo reconocerá como propio. Y te identificarás. Y te sentirás reflejado, como si de un espejo se tratase.
Y eso será porque este texto procede de cada una de tus palabras escritas en ese último párrafo.
Y después lo conseguiré.
Conseguiré que no seas para mi más que un montón de textos inacabados. Textos con verdades reveladoras.
Frases escritas específicamente para cada uno de los momentos. Para todo tipo de acompañantes. Para tu inspiración y mi necesidad de hacerlo.
Y entonces me importará muy poco cuantos lean. Cuantos digan lo bien que hacemos esto, y que es mejor cuando va lento. Cuando es con tiempo. Y cuando va acompañado de dolor y sufrimiento.
¡Qué dulce contradicción! Que los mejores textos sean aquellos que están escritos desde el más profundo dolor. Que las mejores partes escritas por mi son las que no comprendo ni yo.
Un montón de ideas en la mente que aún no sabemos si conseguiremos expresar, comunicar, decir o adivinar.
No hay quien entienda lo que dice. No hay quien sepa a que se refiere. Solo indagando en lo más profundo, solo escalando a lo más alto conseguiremos encontrar un atisbo de realidad en sus palabras. De una realidad que nunca habíamos conocido, que ni siquiera nos habíamos planteado pero que cuando comprendemos y analizamos nos resulta siempre vulgarmente familiar.
Es cuando lo comprendes de verdad, cuando analizas lo de detrás. Lo del fondo. Lo oculto. Es entonces cuando te das cuenta de esa realidad. E intentas comunicársela a los demás.
Lo intentas una vez. Y otra vez más.
Pero no consigues lo que quieres, no lo entiendes. Ellos no lo ven. No lo comprenden.
Pero tranquilo, yo te entiendo. Sé lo que dices. Es difícil comprenderte pero es que yo he visto mucho más. Y sé lo que sientes.
Pero no importa ya. Tú escribe. Todo lo demás da igual.
4 comentarios:
Pues yo leo este ecrito como un mensaje para sólo una persona. Es como un mensaje en el móvil. Ahora el reto está en hacer el mismo escrito que sirva para todos y en especial para una sola persona XD Un beso, vecina. A mí me gusta especialmente: yo hago mío todo lo que leo y veo
tienes razón, pero creo que la mejor manera de llegar a todo el mundo es escribir como si solo escribieses a una pues cada persona le dará su interpretación, segun su experiencia, y conseguirás que valga para cada una... pues pensando en escribir para todos generalizamos, y en la sgeneralizaciones muy pocos se sienten identificados...
qué rallada!
saludos gallegos Andreu
ya echaba de menos tus relatos Do!
:)
Elenita
Pues también tienes razón. Yo creo que en las palabras podemos morir. Es como que hablando y hablando te das cuenta que no estás diciendo nada...es una de las ideas que saqué, personalmente, de tu texto. Besis
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