Pasamos de los puntos finales a las frases abiertas. Dejando que la inspiración invadiese cada una de ellas y conseguir así, que fuesen mucho más artísticas y sinceras.
Huimos del ruido para conseguir escuchar el silencio, que esconde melodías más armónicas.
Dejamos de correr para andar lento, y así conseguir que pase más despacio el tiempo.
Pasamos de ser sedentarios a nómadas de nuestras almas, cambiando en cada momento.
Cambios que han implicado un fructífero crecimiento.
Dejamos de ser valientes para ser sinceros.
Abandonamos el miedo y nos dejamos invadir por la decisión, para que nuestros pasos fuesen firmes y nuestro caminar seguro.
Pasamos de ser pacifistas de nuestras ilusiones a revolucionarios activos, luchando cada día con hechos pequeños para alcanzar grandes éxitos.
Cambiamos nuestro vuelo libre por unas firmes raíces. Una manera más segura y menos rápida de alcanzar el mismo cielo.
Olvidamos lo local para ocuparnos de lo universal de cada relación humana.
Abrimos nuestras mentes. Cuidamos nuestros cuerpos. Renovamos nuestra sonrisa y profundizamos nuestra mirada.
Dejamos de pelearnos y recriminarnos para querernos. Y este es, sin duda, uno de los aprendizajes más bonitos de todo este tiempo.
1 comentario:
La morriña que te ha entrado de repente... ains... ;)
Pero un gran texto.
VAMOS LOLA!
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