Nada que escribir. Poco que pensar. Algo por decidir. Mucho por aprender. Toda una vida por vivir.
Hoy me miras. Sonríes. Aciertas. Consuelas.
Yo te miro. No entiendo.
Hace tiempo que he dejado de buscar esperanza en tu mirada. Aún así sonrío. Tú piensas que todo sigue como siempre. Yo sé que hace tiempo que ha cambiado, que ahora es para mi mucho mejor y diferente. Para ti sigue siendo todo igual.
Si supieses que hay detrás de mi mirada te asustaría. Sufrirías.
Cómo explicarlo si no serás capaz de comprenderlo. Cómo decirte que hace tiempo ya no espero nada de tus acciones.
Sigo estando ahí, como siempre. Alegre. Como antes, como cuando me enamoraba tu mirada. Como cuando mi mente congelaba y reproducía en cada instante tu sonrisa. Pero ahora es diferente.
Ya no pienso en tu mirada. Ya no busco tu sonrisa. Ya no quiero tus palabras. No me gusta tu consuelo.
Tantas veces has fallado. Otras tantas has huido cuando te he necesitado. Cuantos días te he llamado sin encontrar respuesta. Cuantas veces he esperado tus palabras que no llegan.
Ahora ya da igual. No te esfuerces. Ya no espero más de ti, ya no quiero que seas nadie. Ya no importa si te vas o si solo piensas en quedarte.
Qué más da ya donde dirijas tus pasos. En tu mente está tu imagen. Asqueado ya de verla te crees que el mundo es culpable. Solamente tú eres culpable.
Hemos estado ahí. Intentando sacarte adelante. Ahora solo queda tu esfuerzo. Tu querer.
Yo me voy. No te asustes. Me marcho. Aunque pienses que sigo aquí me estoy yendo. Aunque no notes mi marcha un día mirarás de nuevo y ya no estaré.
No te preocupes. No te agobies. No sufras.
Si algún día amaneces y ya no estoy no creas que me he ido de repente. Poco a poco me he ido alejando de tus miradas. Poco a poco pero has estado demasiado ocupado para notarlo.
Quizás cuando mi ausencia sea absoluta notes mi falta, a lo mejor ni siquiera en ese momento.
Entonces recordarás estas palabras.
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