Amor a tercera vista.

Me pidió que contase su historia. Con la excusa de que yo tenía una facilidad mayor para redactar con sencillas palabras los sentimientos más complejos, me involucró de lleno en una compleja, fluida y bonita historia de amor que empezó un diez de septiembre. O quizás ya había empezado mucho antes.


Me dejó muy claro que ninguno de los involucrados daría jamás a conocer ninguno de los detalles que les llevaron a buscarse entre los bares de aquella ciudad costera, que les llevaron a recorrer todos los rincones de aquellas calles y a no querer volver temprano a casa.


Lo más bonito de una historia con final feliz, es el principio. Aquella historia no tenía un final feliz, pero si un principio merecedor de tal desenlace.


Los amores a primera vista son rápidos y se olvidan facilmente, los amores a tercera vista son más lentos y más difíciles de olvidar.

Aquello fue un amor a tercera vista. No le quiso el primer día, pero no fue capaz de olvidarle el último. Poco a poco él fue formando parte de su vida hasta que un día ella se dio cuenta de que pensaba en él mucho más tiempo que en el resto de personas que le rodeaban.


Algun día contaré su historia, cuando descubra nuevas palabras que me ayuden a explicar lo que con los vocablos existentes no soy capaz de redactar.

Mientras tanto ellos recorreran las calles de esta Tierra sabiendo que el Límite es el Cielo.