Lo que me gustaría en un día como hoy.

Me gustaría contarte eso de lo que nunca he sido capaz de hablarte. Ojalá hablar fuese tan fácil como escribir. Las palabras fluyen más fácilmente por las manos que por la boca. Y aún no sé por qué.
Me gustaría hablarte de la tristeza que se acomoda dentro y que nada tiene que ver con la sonrisa que muestro fuera. Y hace que te desconciertes cuando hablamos en serio.

Me gustaría recibir hoy de ti un abrazo reconfortante porque es lo único que necesito en este día. ¿Lo puedes leer en mi mirada? A lo mejor no. Quizás debería escribirlo en mayúsculas. Pero no quiero que mucha gente sea capaz de leer esa debilidad.

Me gustaría irme a la luna o volver a la tierra. Pero no estar en esta orbita desconocida, girando como cualquiera de los satélites de Júpiter. Siempre en el mismo sentido. Alrededor de un planeta infinitamente lejano.

Me gustaría que ya fuese mañana pero sin dejar ayer atrás. Y olvidar el peso del hoy que da a los días el presente.

Me gustaría, por unos momentos, escoger la levedad. Para después volver al peso que la rutina da a los días. Una rutina que se va difuminando a medida que pasan las horas de los días que sentencian un tiempo que sabemos que nunca volverá.

suajili para principiantes.

Él envidia esa memoria que me permite recordar todas las fechas con gran facilidad y exactitud.

Yo envidio su cabeza despistada. Y su imposibilidad de recordar, 365 días después, que lo que pasó, sucedió hace exactamente un año.

Y hoy, más que nunca, me convenzo de que no se me dan bien los idiomas. Y mi corazón habla en suajili y mi cabeza entiende solo el castellano.

La inutilidad de nuestra memoria externa.

De nuevo, un folio en blanco.
Y esa sensación de que fuera hay vacío. Y dentro, está todo demasiado lleno.

Alguien habló hoy de una memoria externa que había comprado. Una memoria externa. Y, ¿por qué nadie ha inventado aún una memoria externa para los humanos?
Tampoco creo que sea tan difícil.
Y sin embargo, sólo imaginarlo parece que ya alivia.

Poder dejar ahí, aparte, esos pensamientos que sobran hoy. No me da la gana de tener que pensarlos más.
Los recuerdos que pesan. Nos permitiría caminar más ligeros.
Dejar descansar un rato la mente, liberándola de algunos miedos.
Y sobre todo dejar sitio para que entren más sueños. De los que merecen la pena. Y hacen grandes a los hombres.

Y después de tantos años de evolución biológica, cultural y tecnológica seguimos sin memoria externa.

Quizás es que no nos viene bien y no merece la pena.
A lo mejor es que hacen falta esos pensamientos como ingredientes fundamentales para los pensamientos de mañana y los hechos de hoy.
Quizás los recuerdos sean buenos. Y no este del todo mal echar de menos. Ya que sin la tristeza de las despedidas no tendríamos la alegría de los reencuentros.
A lo mejor es que los miedos también son necesarios, puede que el éxito sean fracasos superados.
Y que los sueños sean sueños precisamente por todo esto.
Quizás no existiría la inspiración. Que no es más que eso; hacer del caos un arte.

Dedicado a A.Ita Ita.

Lo que yo haría si tú me dejaras.

Si me dejaras volvería a presentarme. Encantado de conocerte. Dos besos.
Volvería a presentarme sólo por enamorarme a primera vista otra vez. Volvería a enamorarme de tu sonrisa tímida.Y de tu atenta y desconocida mirada. De tu belleza femenina.
Inquietante. Y, desde el primer momento, interesante.

Volvería a conocerte. A disfrutar contigo. Repetiría cada una de nuestras conversaciones y de nuestros planes. Volvería a sorprenderte. Y volvería a besarte por primera vez.

Si me dejaras, borraría lo que pasó después. Y sencillamente, volvería a empezar. Me presentaría una vez más.

Si me dejaras, me pasaría toda la vida así. Convirtiendo mi vida en un bucle infinito, sin salir de esos momento.

No sabes cuánto..

Pensamos en lo mucho que nos echaríamos de menos.

¿Cómo se llama ese dolor profundo que se instala en el fondo del alma cuando te falta alguien que ya forma parte de tu yo? ¿Y cuándo esa persona es tu otro yo?

Sabes que no volverán esas tardes infinitas. Llenas de conversaciones inacabadas. La preocupación de no estar preocupado. Y la confianza sin recovecos. La comodidad de estar con quien te conoce mejor que tú mismo.

-¿Me entiendes?
-No sabes cuánto…


Infinidad de momentos atraviesan la mente en un solo instante. Cada uno con su color, su olor y su alegría.

Decidimos cambiar la perspectiva. Y la manera de enfocarlo. En vez de ocultarnos en la oscuridad de la noche nos tumbaremos ,como aquellos segundos aquí y aquella vez junto al mar, a disfrutar de la noche estrellada.

Pensamos que lo mejor es disfrutar de lo que queda. Y vivir hoy.
Una inmensa alegría nos invade. Y recordamos que hoy es hoy.

Alguien cercano nos dijo una vez que la vida era sabia. Por una vez, vamos a fiarnos de la vida.

Dedicado a A.P, y a su infalible optimismo.