todo sobre nada y algo sobre ti


-El martes volví al VIPS de Alberto Aguilera. La calle donde estudian nuestros hermanos.

"Zona de fumadores, por favor." La misma mesa.

Cuando me di cuenta de que enfrente no tenía a un chico rubio de ojos claros pidiendo un batido de arándanos, me levanté y me fui.

Pues yo ya no tenía nada que hacer ahí.

-El jueves teníamos prácticas y comimos en la facultad. Salimos a la terraza a beber una birra antes de entrar en clase. Cuando llegué a aquella mesa libre te vi en la de al lado.

Estabas demasiado cerca como para irme.

Hola.

Hola.

Estabas demasiado lejos como para hablar.

Te eché de menos. Y eso que estabas ahí al lado.

Hablé de todo, pero solo pensaba en ti.

-No suelo leer los clásicos de la literatura. Pero el otro día comencé "Viaje al centro de la tierra", de Julio Verne. El protagonista es geólogo.

¿Lo sabías? Yo no. El libro me gusta.

-El otro día quedé con una amiga. Estuvo un buen rato hablándome de las ventajas e inconvenientes de vivir en el Escorial.

-Ayer desayuné madalenas.

Una vez más; me encantas*.


(*Encantar:

1.Someter a poderes mágicos.

2. Atraer o ganar la voluntad de alguien por dones sobrenaturales, como la hermosura, la gracia, la simpatía o el tealento.

3. Gustar en gran medida. Agradar mucho.)


Pero a veces todo se confunde. Uno quiere decir PAZ y sale GUERRA.

conversaciones incompletas




















D-¡me encanta BH!!!
P- ¿hasta que punto?
D-¿qué puntos hay?

D-Bombón, ¿cómo estas?
P-no soy un bombón.
D-si que eres un bombón.
P-no.
D-entonces, ¿qué eres?
P-algo más amorfo...una palomita...

D-ella ya lo sabe.
P- ¿se lo digiste tú?
D-no, me lo dijo ella a mi.

T-¿quién es w?
D-¿w?
T-no...zeta...

M-¿qué hora es?
P-¿cuándo?¿ahora mismo?


A-quién te ha enseñado a liar¿?
B-a mi, Plaza...creo...o por lo menos he aprendido a liarlo bien mirándolo
A-quien es plaza¿?
B-un amigo.
A-fuma de liar¿
B-no.


-¿Sabes lo que pasa? que nos encanta encantar.

nunca pasa nada.


Un número impar de bocetos que nunca llegarán a ver la luz.
Ellos no lo saben. Y es mejor así.

Momentos tristes que tienen como fundamento una visión algo más desalentadora de las dificultades diarias.
Parece imposible continuar con tantas historias sin final rondando por la cabeza. Todas ellas desorientadas. Corren. Vuelan. Buscan su final. Pero no está. Aún no.
Parece imposible conseguir no sufrir con algunas palabras clavadas en la zona más sensible del corazón.
Parece imposible creer que haya final en un túnel donde nos encontramos desde hace tiempo. Caminando. Aún no se ve ni un atisbo de luz. Salvo el de aquella mirada que parece dispuesta a no separarse de mi lado.


Y esa mirada me lo recuerda. Lo que había olvidado. Y de pronto es cuando otra perspectiva hace su entrada en escena.


Nada como volver a encender la luz para encontrarse. Como cuando uno se despierta y no sabe muy bien donde está.
Nada como darte la mano para tener la seguridad de que no estoy sola. La seguridad de que conseguiremos juntos lo que yo sola jamás hubiese logrado.

Y después comenzamos a reírnos. Eso siempre. Nos reímos de esta situación. Y también de la anterior.
Seguimos riendo. Nos reímos de la tristeza, de la inseguridad, de las dificultades y de las pocas ganas. Y poco a poco todo esto va desapareciendo. Se van lejos.


No sé ni que escribo. También nos reímos de esto. ¿Por qué no?


Al fin seguimos vivos. Y bien. Y juntos. Entonces, tranquilos.

Nos reímos de nuestros propios errores. Y del fracaso de aquel plan tan pensado. Al final nunca sale nada como esperamos. Quizás sea esa la base de la esperanza. Y del dinamismo de los hechos.


Y al final del día nos dormimos. Y soñamos tranquilos.


Porque nunca pasa nada. ¿En serio? En serio.
Vale. Vale.

irreversible


El silencio denso invadió el espacio. El espacio ocupó el tiempo. El tiempo habló, con su paso, del significado de aquel silencio eterno. La eternidad parecía presente en aquellos momentos. Momentos callados. Callados hablábamos, discutiendo en un lenguaje sin palabras. Palabras que fueron dichas con hechos. Los hechos que no se lleva el viento. Un viento huracanado que nos dejó sin techo. El techo bajo el cual estuvimos juntos.
Juntos en el espacio y, de nuevo, en el tiempo. Tiempo que habló por los dos. Los dos que no supimos vivir separados. Una separación que no entendió nadie. Y es que nadie supo lo que pasó. Pasó y se fue muy lejos. Tan lejos que al volver nadie lo recordó.Recuerdos que quedaron gravados en mi alma y que ni el espacio ni el tiempo dejaron que los olvidase. Un olvido teórico. Una teoría falsa. La falsedad del cuerpo que engaña al alma. Un alma que abraza la esperanza de un nuevo sol. Un sol que conocimos antes de la tormenta. Una tormenta que dejó al alma destrozada.

Destrozos irreversibles. Reversos insostenibles. Sosteniendo lo inaguantable. Aguantando lo incomprensible. Comprendiendo lo imperdonable. Perdonando lo inaceptable.


Aceptando, una vez más, los hechos. Hechos que son. Hechos que están.Hechos que pasan y que ni el viento ni la tormenta se llevarán jamás.Y es que, jamás olvidaré aquella sonrisa.Sonrisa conocida de una forma diferente. Diferentes son nuestras miradas cuando se cruzan. Un cruce que dura eternamente. La eternidad del silencio presente. Un presente que enseguida desaparece.Aparecemos de nuevo. Una nueva vida es la que ahora estoy viviendo. Vivimos con intensidad los momentos. Momentos llenos de silencio. Silencio denso que no se lleva el viento. Viento huracanado que se aleja de nuevo.Un nuevo intento. Intentos que acarician la esperanza.Esperanza que reposa tranquila en otra mirada. Una mirada nueva y diferente. Difiere de lo que un día imaginamos. Imaginar sonrisas nuevas que llenan de alegría un nuevo día.
Un día donde brilla el sol de nuevo.