Las tres Respuestas.

Existen momentos y hechos inexplicables.

Inexplicables no porque no tengan Explicación, sino porque no somos capaces de encontrarla.
Pero existe. En algún recóndito y misterioso Lugar donde se encuentran las Respuestas de todas esas Preguntas que nos acompañan durante toda la Vida.

Cuando era niña alguien me contó que existe un lugar que es territorio de La Verdad.Dicen que al llegar Allí, La Verdad le regala a cada uno las respuestas a tres de sus preguntas.
Tres. Ni menos ni más. Con menos respuestas no alcanzaríamos a comprender El Mundo. Con más no alcanzaríamos a comprender tantas respuestas.

Ahí me encantaría viajar. A ese lugar desconocido donde El Mundo esconde todos Los Secretos que oculta al Hombre. Donde La Verdad es la protagonista y la anfitriona. Donde Muy Poco es suficiente para explicar Todo.

Ahí me encantaría viajar. Para presentarme a La Verdad. Y poder comprender y aprehender.

Yo le pediría las respuestas de estas tres preguntas; ¿Qué es Querer?, ¿Qué es La Inspiración? , ¿Qué es Perdonar?

Explosiones silenciosas.

Las sonrisas son explosiones silenciosas de felicidad. Y quizás por eso son tan brillantes, por su elegancia silenciosa.

Son los gestos más sencillos y alegres que una persona puede expresar. Y de ahí su incalculable valor. Y su infinita belleza.

Creo que la memoria tiene un lugar especial y secreto donde guarda los recuerdos de sonrisas que han sido sinceras.

Lo que nos hace fuertes.

Sólo tenemos el hoy, el momento presente.
El pasado ya no es. Y nadie nos puede asegurar que el futuro será.

A veces existe una enorme seguridad de que aunque hayamos perdido una batalla, ganaremos la guerra.

Y es precisamente eso lo que nos hace fuertes.

A mi manera.

Me gustaría volver a conocerte. Y lo haría a mi manera.

Escogería una mañana soleada de noviembre para coincidir, por casualidad, en la terraza. Tomando un café. Y que Alguien, por fin, nos presentase.
Ese día me fijaría en lo primero; tu mirada.

Con saludos escasos y rápidos iría conquistando tus sonrisas con las mias.

Después de descubrir tu mirada, me enamoraría de tus palabras.
Y después de conquistar tus sonrisas. Disfrutaría con tus risas. Y con tus bromas sin ironía.

Me detendría en cada uno de tus gestos.
Conocería tu forma de andar, como te tocas el pelo y tu cara de tonto al mirarme. Me perdería en tus ideas. En tus pensamientos.
Y me quedaría con todos los hechos. Casi siempre, enormemente buenos y discretos.

Y después de todo eso te besaría. Y descubriría lo bien que saben tus besos.

Pero no puedo cambiar los hechos. Ni hacerlo a mi manera.
En estas cosas, las maneras son de dos, no solo mias.

De todo, me quedo con la noche en que la luna era gigante, fue nuestra despedida. Supongo que aquella noche, en silencio, pedimos disculpas a la luna.
Por no ser tan grandes como ella aquella noche.

Aquella noche sentí una tristeza profunda. No supe por qué. Pero el día me desveló lo que mi intuición me sugería.
La luna es la única testigo de la pasión de nuestro primer encuentro, y de nuestra triste y silenciosa despedida. Y desde entonces me sonrie cuando la miro.

Lo mejor de la Vida.




No deja de sorprenderme la vida, cuanto más la estudio más me admira desconocerla en absoluto. Más me admira su complejidad, la sabiduría que encierran sus modos de actuar. La naturaleza es sabía, sí. Pero no sólo eso, yo me atrevería a decir que es terriblemente perfecta.



No dejan de sorprenderme las personas. Y los Universos infinitos ocultos dentro de algunas de ellas. Desconocidos por completo para la mayoría, mínimamente conocidos por algunos. Y ligeramente conocidos por ellos mismos. Universos Infinitos que solo descubren algo de su abismo en las miradas. En ellas se refleja siempre la verdad de lo que nunca se ve.



No dejan de sorprenderme los sentimientos. Infinitos en intensidad y en variedad. Intensos. Reales y a la vez tan indescriptiblemente volubles. Son como el mar. Con esas mareas cambiantes a lo largo del día, suben para luego descender. Con rocas fuertes contra las que se chocan las olas, rompiéndose en un millón de gotas diminutas que recorren distancias enormes por el aire antes de volver al mar, alejándose unas de otras para no volverse a encontrar jamás. El mismo mar que está en calma sufre una tempestad.

No deja de sorprenderme la inspiración. Uno de los misterios más grandes de la mente humana que no todos están llamados a conocer. Quien la conoce, la disfruta y la sufre. A veces la sufre mucho más que la disfruta pero, como un hijo, se quiere casi más que a uno mismo. Ese mundo infinito dentro de uno mismo, que hace tambalear los cimientos y que hace que la vida se comprenda de otra manera. Sin entender nunca por qué ni el qué de lo que ocurre dentro de uno cuando crea porque tiene inspiración.



No dejan de sorprenderme las relaciones humanas. De todo tipo. Existen tantas tipos de relaciones como relaciones existen en el mundo. Ninguna es igual. Y ninguna se puede medir con la misma escala de intensidad. Las relaciones humanas se expanden en todas las direcciones en el espacio adquiriendo formas que no podemos imaginar ni siempre comprender. Son las relaciones humanas el segundo mejor regalo que nos ha dado la vida.


Amor de colibrí.

“Lo nuestro” fue un amor a primera vista. Aquella tarde de marzo nos cruzamos un montón de miradas, acompañadas de tímidas sonrisas.
A ti te conquistó mi sonrisa. Y yo me enamoré del brillo de tu mirada.

¿Cuál es la manera de decir adiós a aquel que no se ha llegado a conocer?