sin título!

Solo el perdón libera las almas.

La misma naturaleza. La misma esencia. Los dos son agua.

Ella es como una ola. Él es como una bola de nieve.
La ola estalla de repente, junto a las rocas, de una forma brusca y fuerte. Sonora. Tras el estallido el mar vuelve a estar en calma. Erosiona.
La bola de nieve se va formando poco a poco. Va creciendo mientras desciende por la montaña. Silenciosa. Hasta que llega al valle. Entonces también estalla. Sepultando.
Él sepulta cuando estalla. No es habitual pero es más peligroso. Más silencioso. Mucho más impredecible.
Ella estalla contra las rocas. Produce un gran ruido. Pero luego se calma. Casi al instante. Es predecible el estallido de las olas. Se las ve acercarse. Se las oye.
Él es de lo alto de la montaña. Ella del mar. Él es del frío y ella del calor.
Él blanco. Ella azul.
Nunca se juntan. Cuando lo hacen el mar deshace la nieve convirtiéndola en agua líquida; en mar.
Nunca se juntan. Están en dos puntos muy alejados. Él en lo más alto de la cima. Ella en la costa.
Pero en el fondo, ellos lo saben, son lo mismo. La misma naturaleza. La misma esencia. Los dos son agua.

A y B

A- ¿Sabes qué? Creo que no puedo hacerlo. No puedo dejar de hablarte sólo porque yo lo pase mal. Es una actitud muy egoísta. Y tú, ¿qué?

B- No te preocupes. Haz lo que creas que debas hacer. Mira por ti y por estar tú bien antes que por los demás. Yo estaré aquí para cuando quieras hablar. Como si es un día si, otro no. Lo que tú quieras. Lo que a ti te venga bien. Y déjate de chorradas de egoísmo. Lo que yo valoro es que seas sincera.




Con el tiempo fue B quien se fue.
A intentó ser sincera. De poco valió el esfuerzo.
B se fue sin porque. Sin explicación.

24- septiembre

"Cuando soy bueno, soy bueno.
Cuando soy malo, soy mejor"

cosas de dos

Ocurrió muchas veces. No tantas como para decir siempre, no tan pocas como para no poder generalizar. Pero todo terminó cuando te diste la vuelta para marcharte. Cuando cogiste tus cosas y decidiste que ni siquiera merecía la pena despedirse, que poco importaba la dicho, lo vivido, lo aprendido o las cosas que quedaron por hacer. Planes que nunca se llevarán a cabo. Ilusiones que nunca tendrán término. Silencios que permanecerán eternos en la oscuridad de tu despedida.
Te fuiste sin decir adiós. Como se van los viejos amigos a los que no les hace falta la despedida. Como se van los cobardes, sin dar explicación alguna. Como se van los valientes que saben que si miran atrás no se irán jamás. Como se van los egoístas a los que poco les importan los demás.
Tus palabras y los hechos quedaron flotando en un ambiente denso. La libertad me alcanzó en cuanto te diste la vuelta y aunque acompañada de un profundo dolor, luego el dolor desapareció. La libertad que me desató de tus cadenas y hierro fuertes que me hacían sufrir de amor. La libertad me permitió volar de nuevo, volver a ver el sol.
Nunca olvidaré tu caminar lento, mi intento de saber el porque de aquella marcha, que no cuadraba con todo lo vivido anteriormente. Nunca olvidaré tus miradas frías, tu ignorancia como si yo fuese una desconocida. Nunca olvidaré tus pasadas sonrisas, los ánimos compartidos, los cafés, los paseos, las palabras y los silencios, nunca olvidaré los hechos. Nunca olvidaré tu mirada oscura y serena, brillante y nerviosa.
Ya no hay nada que hacer. Ya no hay más que decir. Ya no hay más que pensar. Se acabó.
Me duele tu ausencia pero mi corazón está tranquilo aunque no entiende porque lo has hecho. Está tranquilo porque sabe que dio lo que tenía, que luchó por conservar lo que tú te empeñaste en destruir. Está tranquilo porque no hay odio, ni rencor, ni ningún sentimiento hermano. Está tranquilo porque sabe que se dio.
Está tranquilo porque sabe que así es mejor. Si querías esto ya lo tienes.
Porque siempre es más feliz quien más amó.

- Idea profunda nº 15 -

"Si quieres cuidar de ti
cuida de los demás
y sonrie o llora
por ese cambio radical del destino."

¿Sabeis una cosa? Me pregunto si no me habré perdido algo. Como alguien que tuviera las compañías equivocadas y descubriera de pronto otra vía al conocer a las adecuadas. (...)

(...)Y sobre todo he experimentado una cosa, un sentimiento nuevo, y al describirlo ahora, estoy tan emocionada; de hecho, he tenido que dejar el boli un momento para llorar.
Pues esto es lo que he sentido: al escuchar a la señora Michel y al verla llorar, pero sobre todo al darme cuenta de hasta que punto le sentaba bien contarme todo eso, a mí, he comprendido algo: he comprendido que yo sufría porque no podía ayudar a nadie a mi alrededor.(...)

(...)Tengo ganas de decir a los demás que me ayuden; después de todo no soy más que una niña que sufre y aunque sea extremadamente inteligente, eso no cambia nada, ¿no? Una niña que sufre y que, en el peor momento, tiene la suerte de conocer a las personas adecuadas. ¿Tengo moralmente derecho a desaprovechar esta oportunidad?
Bah, y yo que sé. Después de todo esta historia es una tragedia. ¡Alégrate, hay personas valerosas! tengo ganas de decirme, pero al final, ¡Qué tristeza!
¡Terminan todas bajo la lluvia! ya no sé muy bien que pensar. Durante un segundo he creido haber encontrado mi vocación; he creido comprender que para cuidar de mi, tenía que cuidar de los demás, o sea, de los que son "cuidables", de los que se pueden salvar, en lugar de carcomerme por dentro porque no puedo salvar a los demás.
Entonces qué, ¿debería hacerme médico de mayor?¿O escritora? Es un poco lo mismo, ¿no?
Pero por cada buen amigo, ¿cuántas personas egoistas hay?

elecciones galegas

"chegou o momento"

revolucionario conformista

Era un revolucionario conformista.
De acuerdo con nada de lo establecido. No se movía para cambiarlo. Intentaba abarcarlo todo olvidando que quien mucho abarca poco aprieta.
Su vida estaba vacía. Intentaba echarle la culpa de aquello a los demás, que exigían demasiado, a la sociedad o a su naturaleza. Pero la razón de todo estaba en su voluntad.
Poco a poco se iba sumiendo en una existencia sin sentido.
Sin notarlo, sin quererlo y sin evitarlo.
Se iba hundiendo en un surco de soledad que él mismo cavaba con la pala del egoísmo. Cada mañana, en cada acto.
De vez en cuando aparecían en su vida personas o situaciones que le hacían salir, por unos instantes, de todo aquello. Luchaban por él de una forma incondicional, sabiendo que no recibirían absolutamente nada a cambio. Cuando le exigían algo, un mínimo, una respuesta ligera y sencilla, entonces se revelaba haciendo sufrir a aquellos que habían apostado por él pero que en ningún momento se habían sentido correspondidos o queridos.
Con miedo al compromiso.
Al final, de una forma vaga y egoísta volvía a su cómoda pero desastrosa soledad, a la soledad de ideas, a la soledad de acciones, siempre excusando su forma de actuar.
Volvía a lo suyo. Procurándose una buena vida a si mismo, sin importarle demasiado la supervivencia o bienestar de los demás.
Su vida carecía de sentido. La soledad y el inconformismo egoísta del que no quiere comprometerse con nada ni nadie se excusaban en su mente de una manera falsa, afirmando que eran los demás los que hacían que no mereciese la pena la existencia, que era la dureza de la vida y de las personas que en ella estaban la que hacían la existencia poco atractiva.
Así vivía. Cuando se dio cuenta de lo que había perdido y de no haber aprovechado la vida lloró amargamente, porque sabía que ya era demasiado tarde.