a nosa terra

estoy en un lugar increible, indescriptible, aún así intentaré-sin muchas esperanzas- redactar con palabras lo que veo, lo que siento,lo que huelo, lo que oigo...
los mapas me localizan en La Coruña(ciudade onde ninguén é forasteiro-ciudad donde nadie es forastero), ciudad a la que llega el océano Atlántico, me encuentro en el paseo marítimo. en este ahy un mirador que separa las dos playas que rodean la ciudad, Riazor y Orzán. en la primera de ellas siempre hay familias, niños pequeños, ancianas coruñesas-de-toda-la-vida. en Orzán está la juventud, las pandillas, la vida, el deporte, los ligues, el pavo, las parejas. en medio de las dos estoy ahora. en un balconcillo situado sobre el mar, en la zona de rocas. a la derecha, a la izquierda y delante de mi hay mar, detrás también. estoy rodeada.más atrás la playa.
el cielo está azul.el mar también.
el mar está tranquilo, yo también. a medida que pasa el tiempo la marea sube, el viento aumenta. y en consecuencia las olas son mayores.sujeto las hojas de la libreta donde escribo porque se vuelan.
las olas cobran fuerza y al estallar contra las rocas llenan la zona de espuma blanca. luego el mar retrocede y llega, entonces, una nueva ola que con un rugido inconfundible estalla de nuevo contra la misma roca, de una forma similar pero diferente. pasa el tiempo. no hay prisa.pasan las horas pero no me canso. el sol desciende a mi izquierda. el agua suena fuerte, sonido inconfundible.el olor a salitre inunda el ambiente tranquilo de la costa gallega.
el alma se abre, dolorosa respira. cuesta hacerlo. la mirada se dirige al infinito, no hay un lugar fijo donde se pare, donde descanse. está ausente. a pesar de que estás a kilómetros de distancia tu presencia parece más profunda y amplia que este extenso mar(...)
(...)el ahua está cristalina. mi alma ahora también.

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