La vuelta con todas sus buenas consecuencias


"No quiero necesitarte...porque no puedo tenerte."

Lejos del mar ella soñó con volver a soñar. Imaginó de nuevo una sonrisa tranquila. Imaginó también que volvía a empezar. Y sin darse apenas cuenta, lo hacía. Volvía a la lucha, tras remontar.


Recordaba bien aquella caída. Y el tiempo que permaneció tirada. Cada uno de los rasguños, de las heridas. Lo duro de la retirada. Recordaba bien como se levantó dolorida, como limpió el polvo de sus rodillas y quien le desinfectó las heridas. Y no lo olvidaría jamás. También ocurrió aquello lejos del mar.




Ahora volvía a su tierra salina, al rugir de las olas y a las tempestades del mar. Ahora volvía a esas tierras húmedas donde siempre hay espacio, y hay tiempo, para volver a empezar.


Le atemorizaba el miedo que había sentido recientemente cuando había estado a punto de volver a tropezar, con las misma piedra con distinta forma, en circunstancias semejantes. Y de nuevo lejos del mar. Había sido un miedo frío. Como el que se siente cuando uno descubre un pequeño detalle, clave de un gran crimen.


Volvía a la tierra del mar. En cuanto ponía un pie ahí todo cambiaba. Como si aquel lugar fuese especial y abarcase una dimensión desconocida, aún por descubrir. En aquellas tierras todo era diferente.

No sólo la gente cercana, las formas suaves, las conversaciones tranquilas, el acento gallego, la naturaleza salvaje o el ambiente marinero y elegante.



Sino algo más. Había allí un optimismo innato, impregnado en lo profundo de corazones que luchan durante generaciones contra las adversidades del espacio y del tiempo. Adversidades que les separan largas distancias del resto de poblaciones. Se respiraba en el ambiente esa suavidad climática, consecuencia de la presencia del mar. Una suavidad que estaba dentro de cada uno de los espíritus optimistas que cada mañana luchaban con dignidad.


Ella volvía. Y sabía que allí todo cambiaría. Como el que vuelve a su hogar después de pasar largas temporadas lejos, y sabe que allí, con el cariño y el calor de los suyos los problemas se olvidan. Y si se recuerdan se hace de una manera lejana y vacía, siempre muy optimista. Reduciendo las grandes desgracias a pequeños problemas que no tiene demasiada importancia pensar.


Una vez más volvía con los suyos, y todo lo demás podía esperar. Ahora tocaba disfrutar de verdad.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Dolly!como sabes esty emocionadísima cn este relato..no sé si es la morriña q hacen q estos relatos me hagan mas ilu si cabe..
Es nuestra tierra nuestro hogar,nuestras amistades forjads x los buenos y no tan buenos,q muchas veces son los que má unen,las que hacen que podamos volver siempre y saber quien sabe y puede "desinfectar las heridas,donde siempre hay espacio y tiempo para volver a empezar".

Cariño,optimismo innato y amor que es el triunfo,presente y futuro!
Sigue así..en breves nos vemos..q no queda nada!!q mñana partimos para "a nosa terriña"

1besitoo gigantescoooo

Elenita

Tere dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tere dijo...

Increíble forma de expresar lo que muchos sentimos y pocos pueden explicar...

Tere

javixu dijo...

Pues si te soy sincero, a mí me gustaría llegar al mar, para salvarme, y para soñar.
A veces creo que los que no tenemos el mar cerca, lo deseamos y lo queremos incluso a veces más que los que conviven con su magia cotidiana.

A mí también me gustó llegar aquí, y observar que aún pueden encontrarse personas que saben expresar con belleza sentimientos.

Un placer, y espero volver pronto por aquí.

P.D.: Felices días

Anónimo dijo...

OOoOOoOoOoOoOoOoO
suavidad climatica...espiritus optimistas...
me encanta¡¡¡
y que envidia nena¡¡¡
casi coo si fuese yo el que volviese =D

Valkiria dijo...

Ahora volvía a su tierra salina, al rugir de las olas y a las tempestades del mar. Ahora volvía a esas tierras húmedas donde siempre hay espacio, y hay tiempo, para volver a empezar.


me has estremecido,gracias!^^