el mejor de mis sueños

Es el mejor de mis sueños. Pero al despertar, y ver que no es real, se convierte en la peor de las pesadillas. Es un sueño maravilloso. Lo más parecido a la perfección de todo lo que he experimentado, sentimientos de perfecta paz y felicidad tan reales que parecen palpables.
No le falta nada. Tampoco sobra. Cada vez que lo sueño es diferente, pero siempre lo mismo.
Es un sueño en el que no existen los límites. Es un sueño en el que no existe el negro. Ni el odio. Es un sueño eterno. En el que la vida no tiene final. Tú y yo somos eternos. En el sueño no hay nadie más. Un sueño en el que las proyecciones diarias de eternidad son realidad. En el que la felicidad es palpable y conocida. Un sueño en el que tu mirada y la mía son una. En el que no existe tu no.
Un sueño en el que no hay límites, la eternidad es real. Tú y yo también lo somos. Un sueño en el que nuestro amor crece, se perfecciona, sin límites de ningún tipo. En el sueño somos muy diferentes, pero esencialmente iguales. En el sueño no existe tu miedo. No existe mi incertidumbre. No existe tu negación. No existe tu falta de compromiso. Ni mi desilusión. No existe tampoco mi esperanza vana. No existe la muerte. Ni el problema del dolor.
Es un sueño eterno. En el que vivimos eternamente.
Luego despierto.

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