Si la belleza de tu mirada fuese menor podría plantearme desistir. Así, no puedo.
Si tus sonrisas no fueses sinceras y completas, si tus palabras abundases, entonces pensaría en abandonarte.
Si tu simpatía fuese común, tus confesiones más abundantes, si el fondo de tu corazón no fuese tan débilmente sensible pensaría en olvidarte.
Si fueses como los demás, con sus modas, sus conversaciones, sus actuaciones o su edad me consolaría pensando que eres uno más.
Pero es tu miedo el que me atrae, la fuerza con la que guardas ese corazón que ha sido herido de gravedad, es tu enorme sensibilidad que ocultas bajo una coraza de hierro. Son tus conversaciones que me trasladan a universos donde nunca imaginé estar. Es tu mirada, que tiene más brillo que las demás.
Si enamorarme de ti hubiese sido algo normal, podría dudar. Pero no. Primero conocí tu fondo, luego me enamoré de tu bondad. Y es que hay tanto que nos separa, ¿y qué importa? Si nos une la verdad, dos corazones incansables que buscan sin hallar.
Y es que, ¿recuerdas? El destino nos iba a separar. ¿ y qué ha hecho? Unirnos de verdad.
Es la chica a la que tú quieres lo único que me hace dudar, no quiero hacerle daño, no quiero frustrar su felicidad, no quiero quitarle lo mejor que tiene y tendrá.
Y es que todo es tan profundo, y a la vez tan vulgar como esas pinturas del artista holandés al que tú y yo sabemos admirar.
Permíteme que te diga, si es que no lo sabes ya, que es el artista envuelto en humildad el que me ha enamorado ya.
Contigo todo es diferente, nada es habitual. Contigo el mundo es otro y yo no soy como los demás. Contigo es todo tan sincero que me cuesta al mirarte no pensar que si todo es tan sincero que hago yo sin decirte, de verdad, que no quiero a nadie más.