lluvia

entonces se hizo el silencio y comenzó a llover. una lluvia fuerte y sonora, que sustituía a las palabras que no éramos capaces de pronunciar. una lluvia que fertilizaba la tierra y que no volvería al cielo hasta haber llegado a cada planta, a cada ser vivo que la necesitase, hasta no haber llegado a cada semilla para hacerla germinar, a cada árbol para ayudarlo en su crecimiento y a cada flor para abrirla.
llovía cada vez más fuerte. pocos segundos después del comienzo del descenso de aquella lluvia nuestros cuerpos estaban completamente empapados, poco importaba aquello entonces. la lluvia caida del cielo llegaba a nosotros para sanearnos una vez más, para limpiarnos de todo aquello que nos había ensuciado en el camino, el agua venía del cielo.
la lluvia mojaba todo lo que alcanzaba, empapaba nuestras vidas, se hacía protagonista de aquel momento, aquella lluvia que nos pedía hacer un acto de fe al mirar al cielo y afirmar que el sol está tras esas negras nubes que parecen cargadas de ira contra nosotros.
nos miramos. sin mediar palabra los dos supimos que nunca lograríamos olvidar ese momento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

todo el mundo recordamos algún día de lluvia con especial devoción, ¿verdad?

en unos la lluvia es protagonista porque acalla al hombre y despierta la conciencia (el alma o lo que sea xD). En el que yo recuerdo la lluvia era protagonista de nuestros juegos.

sigue así Dolor, aunque eres tan prolífica que no se si llegaremos a leerlo todo. CAÑA!