y grito ¡ayuda!

Lo has conseguido. Lo has despertado. Lo has cambiado.
Un par de palabras. Sinceras. Tranquilas. Sin humo. Calladas.
Lo quiero. Y no puedo. Te lo prometo. Te entiendo. Nos une el silencio de las palabras. Las noches en vela redactando el pasado.
Y yo, me conoces, no quiero aceptarlo. No quiero que se me vaya de las manos.
Tu texto extenso, tu sinceridad salvaje, tus palabras perfectamente medidas y ordenadas, pensadas y repetidas. Cada una, en cada momento, mientras las leo, van llegando a lo más profundo. Hacen mella, duelen y alivian.
Sabes lo que hay. Sabes como somos. Sabes que pasó. Sabes como soy capaz de escribir.
Me falta tu aliento. Tu inspiración.
Cambiaste el ritmo de mis palabras. Cambiaste la forma de expresarlo y decirlo.
Intenté ser más de lo que era, más segura, más generosa, más valiente. Pero ves más allá de las intenciones. Y analizando los hechos te cabrea que finja saber lo que no sé, que finja ser lo que no soy, que escriba de una forma menos sincera.
Has abierto una brecha como pretendías. Quizás no fuese escrito para mi, pero me ha llegado. Quizás si, pues como tanto hemos hablado lo que escribimos tiene riqueza cuando cada uno es capaz de interpretarlo según su naturaleza, el momento por el que pasa, lo que piensa o lo que olvida.
Y despiertas lo pasado, y esperanzas lo futuro. Y me gritas. Y recuerdas que no es mi modo, que no es mi forma la que expreso, que no soy yo la que está escribiendo. Que son mis mentiras las que expreso en los versos. Y una vez más te digo que tienen razón tus palabras. Que ha merecido la pena plasmarlas. Que me han llegado. Que lo sé. Que no me parecen vacías.
Y una vez más te recuerdo lo que soy. Y una vez más me supera la vida. Me aturulla la mente. Me pueden las mentiras. Y una vez más el orgullo de no querer aceptarlo como es. Como fue. Como pasó y todo lo que nos dejó. Una vez más un mundo muy grande para un alma tan pequeña.
Una vez más los simulacros. Una vez más el color de tus palabras que despierta algo en quien leyendo las comprende.
Una vez más volveré a mi origen, a mis modos, a mis letras, al sentido absurdo de escribir sin pensarlo, al querer plasmarlo todo claro, al que no importe lo que digan, al dejar de lado las mentiras.
Es eso todo. Todo es solamente eso. Es mucho más que todo lo demás. Es eso. Es esa unión que comienza y termina en las palabras, que exalta y anima, que hace ver la vida en una nueva dimensión, es esa loca inconsciencia que me hace escribir sin razón, sin medir, sin preocupación de no ser comprendida, de no gustar, de no estar a la altura. Y ¡qué más da! Qué más da que no entiendan mis palabras cuando escribo así si es cuando soy sincera. ¡qué más da! Qué más da reconocer una vez más que no hay quién comprenda la verdad, ni al hombre, ni esta vida …
Gracias por despertar lo que habían dormido las mentiras.
Empiezo de nuevo. Una vez más. Y grito, ¡ayuda!

4 comentarios:

teka dijo...

dl!! Me gusta el cambio de estilo, no es que antes no me gustase, pero escribes de una forma mucho más madura y se nota que esto se te da bastante bien!! es una gozada leerte!!y sabes que no lo digo por hacer la pelota por que me conoces!
un saludo

Zeta dijo...

se te sigue hinchando las pelotas eh lores?¿

Zeta dijo...

te lo voy a copiar en tuenti,si? cn tus referencias por supuesto =D

Anónimo dijo...

do u need help?????mmm...todavía???;)

Elenita